lunes, 16 de abril de 2012

Quería ponerle “Punta arenas: en la punta de Chile” pero se oye taaaan sugestivo.


Pues bueno, la aventura comenzó desde que compre los boletos. Yo creí que semana santa era la semana anterior a cuando en realidad es & compre los boletos para esas fechas, lo cual creo que mis profesores no encontraron muy creíble pero no me la hicieron de emoción por ser una adorable alumna extranjera. Entonces tuve dos vacaciones de semana santa. Pero bueno, la aventura fue a Punta Arenas, al mero final de chile y América (el continente no USA ches gringos) con Alma y Vera. Ok, la aventura comienza con nuestro avión partiendo a las 6:00 am, el problema es que el taxi aquí es más caro que andar en limosina en México y el último autobús barato sale a las 10pm y el primero a las 6:00am o algo así; entonces nuestra solución a la escasez de dinero fue acampar en el aeropuerto desde la noche anterior. Lo cual hicimos. De una vez hubiéramos dormido en un pinche iglú. Estaba más frío que el corazón de Rubí o cualquier malvada de telenovela mexicana y a media noche un perro nos despertó, aunque para ser exactos, despertó a Alma y los gritos de Alma nos despertaron a Vera y a mi. Después de un rato le dimos lastima a unos trabajadores que nos prestaron una cobija. Como sea llego la hora de documentar y todo salió bien. En el avión nos toco ver una atardecer súper cool.





Pero bueno, llegamos a Punta Arenas en dónde realmente no vimos mucho que hacer y nos fuimos a Puerto Natales el mismo día. Allí comimos la mejor pizza que he comido en Chile hasta el momento. Vera y yo, ambas refinadas amantes de la pizza, comemos pizza en cualquier lugar nuevo que conocemos y claro está tenemos nuestra “pizza day” en Santiago.




Regresando al tema, al día siguiente nos recogían al hostal (que estaba buenísimo) para ir a Perito Moreno en Argentina.




La verdad el glaciar y ver como se escucha y se rompe fue una super experiencia. Yo quería hacer trekking sobre el pero no teníamos suficiente tiempo. Pero igual, como ya mencione, caminar es algo extremo para mi y me caí de las escaleras del mirador del glaciar.


Así que la adrenalina no me faltó. Además de los letreros que emanaban seguridad y bienestar.



Después Vera y yo nos fuimos a la cafetería y cuando trate de pagar un alfajor “de la casa” con dos pesos argentinos siendo que costaba 8 pesos, creo que al cajero le dio tanta gracia mi pendejez porque me regaló dos alfajores buenísimos así que terminé ahorrándome 16 pesos argentinos. Creo que mi acento mexicano también ayudó.


Volvimos al autobús y horas después llegamos de vuelta a Puerto Natales, dónde al día siguiente nos recogerían para ir a Torres del Paine.

1 comentario:

  1. Tantas personas muertas por astillas de hielo!!! Debes de cuidarte mucho! Todo parece tan peligroso fuera de Mexico... Aqui te matan los narcos pero alla ASTILLAS DE HIELO!
    Adal

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