Pues llegué a Sídney y me quedé unos días
en las residencias de la escuela. Hice esto porque asumí que una persona con la
que había hablado desde México me podía dar hospedaje. Es curioso porque sólo
lo asumí y nunca le pregunté. Le pregunte estando en las residencias que sólo
había pagado para un corto periodo de tiempo y me dijo que justo se estaba
mudando entonces por mientras estaba en la casa de su mamá y yo no cabía. OOPPPSS.
Entonces me dije a mi misma, equis me
quedo en las residencias por un mes más o algo así en lo que busco dónde
quedarme. Se nota que aprendo rápido porque tampoco lo discutí con las personas
de la residencia hasta mi último día cuando dije, ¡ah! Por cierto, quisiera
pagar para quedarme aquí más tiempo. Y me dice la chava, sorry pero no. Estaban
llenos hasta los próximos 4 meses y tenía que desalojar mi cuarto YA y mis dos
maletas en las que empaqué para un año, y
sus respectivas 4 estaciones, en el extranjero. Debo poner de contexto que era
el día de inscripciones en la escuela y era invierno y oscurecía a las 5 de la
tarde. La renta en Sídney es cara, como 250-300 dlls a la semana en
promedio y quedarse en un hotel cuesta eso al día. Debo mencionar que esta
aventura es patrocinada por mí misma, y mí misma es muy coda en cuestiones de
renta porque mi ingreso nunca fue dedicado a esa necesidad.
Volviendo al punto, pedí dejar mis maletas
en un cuartito que servía como almacén en las residencias y tuve que llevar conmigo
a todas partes lo que había dejado en mi refrí y alacena: unos Pop-Tarts y un
litro de jugo de naranja. Cuando llegué a Australia me traumé por los precios
así que traté de sobrevivir con Pop-Tarts, no tanto por ser baratos pero porque
fue lo más familiar que encontré en Coles. Coles es el Soriana australiano sin
venta de alcohol. Paréntesis cultural, en Australia sólo puedes comprar alcohol
en licorerías, no en súper mercados, seven elevens ni oxxos. BTW, sí hay seven
elevens pero no oxxos. Bueno, volviendo a mi falta de techo para dormir esa
noche.
Me acababan de decir que no tenía cama dónde
dormir ese día pero no me podía poner a buscar algún lugar porque me tenía que
inscribir. Bueno, era mi primer semestre inscribiéndome en una universidad a la
que nunca había ido antes, en mi segundo idioma, y usando una metodología de
inscripción que nunca había usado antes. El caso es que en toda mi maestría
sólo tengo DOS materias que son obligatorias. No podía inscribir ninguna de las
dos y entré en crisis. Los que estaban para ayudar en las inscripciones no
sabían ni que pedo y fue al departamento académico de mi maestría para que me
explicarán que onda. Después de mucho show, resulta que es normal y esas
materias sólo se abren una vez al año así que no me debía preocupar porque se
iban a abrir el semestre siguiente y no tenía que estar recreando una
telenovela en el departamento de Artes.
Para esto, conocí a un compa en México,
casual por dos horas. Cuando estaba haciendo la inscripción mientras me consumía
la vagabundez y el estrés de potencialmente no recibir mi educación alguien me
toca el hombro y me dice: ¿Hablas español?

El caso es que Roger, mi compa, me acompañó
por un tiempo en lo que arreglábamos unos trámites. Claro que se burló de mi
jugo de naranja y creo que aceptó unos Pop-Tarts pero no recuerdo. Tuve un
momento incomodo en el que íbamos pasando por un evento en el que estaban dando
de tomar jugo de naranja y había una mesa con litros de jugo de naranja, así
que parecía que me había robado el dichoso jugo. Aquí les dejo fotos de mi jugo
y de la mesa. Lo bueno que las marcas eran diferentes pero igual se veía…rarito.
Entonces empecé a marcar a casas anunciadas
en la página de la escuela y fui a visitar algunas, ya era de noche y no tenía
dónde dormir. Al final terminé negociando con una mujer que me dejara quedarme
en su casa por un mes en lo que buscaba donde vivir más tranquilamente. Cuando
me dijo que sí me sentí taaaan feliz hasta que llegó el momento de dejarle un
bono. No tenía dólares australianos porque no me sabía el pin de mi tarjeta de
crédito porque nunca lo usé en México y todavía no me depositaban lo de la
beca. En fin saqué mis dólares estadounidenses que la amable mujer nunca había
visto y la convencí de que esos papelitos de verdad tenían valor. Al final me
dejo usar dólares estadounidenses por unos días en los que podía sacar dinero
del cajero. Después de cómo una semana intercambiamos dólares y todo estuvo
bien en el mundo. La neta amo a esa señora pero ni me acuerdo como se llamaba,
creo que era Linda. La verdad Linda (espero que sí sea su nombre) me salvó
cuando estaba desamparada y si se llamara Anastasia nombraría a mi primer hija
en su honor. Pero bueno, esa fue mi experiencia en mis primeros días en
Australia y como si quieres quedarte en algún lugar es bueno primero preguntarles
a las personas encargadas de dicho lugar. Claro que es una lección bastante obvia, pero
también es obvio no meter un tenedor al horno de microondas y hay personas que
hacen eso.